La derrota electoral del 6D ha explotado un arsenal
de críticas internas contenidas desde hace mucho tiempo sobre la Revolución
Bolivariana y muy particularmente sobre las direcciones del Estado y del
Partido. Existen condiciones materiales que han generado la posibilidad de este
revés electoral. Pero en este documento queremos centrarnos en la dimensión
subjetiva.
Por las reacciones iniciales que culpaban al Pueblo
y su posterior cambio progresivo hacia la autocrítica podemos concluir que la
Dirección del Proceso no sospechaba el nivel de malestar que tenía el Pueblo ni
de errores que este les señalaba. La Dirección estaba, por tanto, desconectada
de lo que estaba pasando abajo en las bases. Esto lo confirma la reciente declaración
del Presidente Maduro que señala que “la dirigencia se burocratizó y se elitizó”.
Esta afirmación nos obliga a escudriñar al PSUV, quien debería ser la correa de
transmisión entre la Dirección del Proceso y el Pueblo, o mejor dicho como lo
denominó Mao, las fuerzas Directrices, por un lado y por el otro, el
instrumento de control sobre la gestión Pública de cada funcionario que coloque
la Revolución en cargos de Poder, desde el Presidente Nicolás Maduro hasta el
último de los Concejales.
Múltiples contradicciones se han develado a lo
interno del Chavismo. Esto ha generado una gran complejidad para discernir cual
es la nueva dirección correcta a tomar, por lo tanto de lo que se trata es de
determinar, desde una óptica científica, cuál de estas contradicciones es la
principal. Identificarla y comprenderla es un paso obligatorio para poder
recomponer las Condiciones Subjetivas[1],
hacia una correlación de fuerzas favorables, es decir, la organización
consiente para superar esta situación.
En las diversas misivas y asambleas populares, así
como por medios de comunicación podemos identificar algunas denuncias comunes:
1. La
burocratización de dirigentes que, al ser cooptados por el estado, asumen la
agenda de la institución y abandonan las luchas históricas y se elitizan,
separándose de las masas populares y desconectando la dirigencia de sus bases.
Esto denota la ausencia de mecanismos de control que detecten esta desviación y
la corrijan colectiva y fraternamente.
2. Verticalidad
desde las instituciones, que se expresa en quienes y como se toman las
decisiones. Un administrador de una alcaldía, por citar un ejemplo, tiene más
poder que 100 concejos comunales en un municipio pues es el quien hace los
presupuestos y por tanto decide a quienes se le da y en qué medida. El Pueblo
está exigiendo participación y protagonismo, ambos procesos comúnmente
abortados por la burocracia al alegar que el Pueblo no está preparado para
discutir y decidir sobre los asuntos estratégicos.
3. Corrupción,
que se expresa en todos los niveles y abiertamente. La Corrupción es la apropiación mafiosa de capitales del
erario público y ocurre frente a la ausencia de sistemas de control político,
económico y cultural. Nuevamente aparece la variable “control” ausente. No hay
forma de que se haga control social del Pueblo porque la administración Pública
es una Caja Negra, un misterio en su funcionamiento para el Pueblo. Tenemos
alcaldes que, incluso, evitan por todos los medios que se conozca a detalle el
presupuesto y su ejecución, por dar un solo ejemplo.
4. Militarización
de la Política, que es la consecuencia de una cultura vertical y supresora de
la democracia que se ha impuesto en el partido, al punto que el partido ha
dejado de existir y se ha convertido en solo un movimiento electoral
conformado, en gran medida, por funcionarios públicos subordinados a sus jefes,
no al programa del partido. La “lealtad” se ha convertido en obediencia ciega,
en disciplina inconsciente, so pena de ser juzgado de indisciplinado o
saboteador. Se llaman a elecciones internas y se imponen candidatos. A los que
surgen fuera de esa línea se les califica de traidores. Es la negación de la
democracia.
5. Arrogancia
y Soberbia, en el ejercicio del poder, en el reconocimiento de la crítica y de
las responsabilidades. Chávez llego al Poder porque el Pueblo tenía años sin
escuchar a alguien que asumiera la responsabilidad y dijera la verdad. Si todo
el tiempo se ubica la culpa afuera de la gestión del Gobierno, se asume una
postura autosuficiente que cierra el paso a la crítica, prefigurando una gestión
impecable, cosa extraña y odiosa ante
las grandes mayorías, lo cual redunda en la separación de la dirigencia de sus
bases. Por tanto, se asume un discurso sectario. Chávez dijo en el Golpe de
Timón “Esta es una Revolución Democrática, por lo tanto debemos convencer en vez
de imponer”. Los medios de comunicación del Estado deben abrirse a la crítica
interna porque si no lo que se comunica no se parece a la realidad que vive el
Venezolano. Para esto no puede haber revolucionarios “vetados” en estos medios
porque le incomode su discurso a algún ministro u otro funcionario público.
Si se observa detalladamente hay
un tema común en todos estos puntos; la falta de control colectivo, o lo que es
lo mismo, la falta de democracia. Es aquí donde todas estas denuncias en torno
a la dirección se encuentran.
Si analizamos como se ha
polarizado a lo interno del Chavismo las posturas, notaremos bien claramente
dos posiciones:
1. EL
Pueblo es el Culpable porque no tuvo la suficiente conciencia para no dejarse atrapar
por la guerra Económica. Igualmente son traidores y desleales los que,
recibiendo beneficios votaron por la oposición. Esta postura se centra en ganar
adeptos ofendiendo a los que se alejaron del Chavismo y exigiendo más
disciplina y lealtad a Chávez. No quieren abrir ningún debate franco y amplio
con el Pueblo y dicen que no es momento de precisar responsables. Le temen al
debate, a la crítica, a la democracia cuando esta nos hace fuerte.
2. El
Pueblo no es culpable. Nos mandó un mensaje que debemos saber interpretar. Debemos
iniciar un proceso de debate interno amplio, honesto, democrático, sin
charretera, entre iguales. Hay que rectificar con el Pueblo, con democracia.
Como se puede observar, aquí está
la diatriba más importante hoy en el Chavismo sobre la reconstrucción de las
fuerza directrices. O dejamos que se imponga el ala autoritaria interna o nos
abrimos a la democracia plena. He aquí la contradicción más importante a
superar para poder recomponer la dirección: Autoritarismo vs Democracia. De
nosotros los revolucionarios, dentro y fuera del estado, depende como se libre
la misma. Hay mucha confusión y uno escucha posturas intermedias que resultan antagónicas.
Es normal, porque fue un golpe duro para el cual no estábamos preparados y que aún
estamos asimilando. Pero debemos tener claro que por un camino se aplastan las críticas,
se producen divisiones y en poco tiempo se pierde la Presidencia de la
República. Por el otro se abre una tormenta de duras verdades que canalizadas democrática
y fraternalmente, con el cuidado que hay que tener con las posturas anarco
pequeñoburguesas y asumiendo las acciones correspondientes no hará
indestructibles.
Apuesto a que esta batalla la están
ganando las fuerzas democráticas y por tanto saldremos de este nuevo revés electoral
victoriosos. Pero no será nada fácil, en el camino tendrán que quedar prácticas,
costumbres y sujetos antagónicos a la revolución. Y en especial, Nicolás y los
líderes actuales que queden en pie porque se abran a la democracia, tendrán que
lanzar por la borda aquellos lastres que nos hunden. Para esto se necesita
mucho valor y honestidad.
Vamos pues a hacerlo, es el
momento de depurar y transformar. No podemos dejar perder esta experiencia que
es referencia mundial y acicate latinoamericano. Vamos pues a la Victoria de la
Patria con la democracia revolucionaria.
Saludos,
Cjal. Sergio Sánchez
[1] Lenin denominó a la capacidad
de organización y conciencia de la vanguardia, como Condiciones Subjetivas.
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