Carlos
Rodriguez
@carloskmarada
Ni
el Socialismo ni los buenos gobiernos caen del cielo, la historia nos ha
demostrado que las revoluciones no son logros particulares o individuales, sino
que por el contrario son síntesis de largas luchas de distintos actores
sociales que asumen en sus manos la tarea de la transformación de sus
condiciones de vida. En este sentido es importante reivindicar que no existen
caminos fáciles, atajos o milagros en la lucha de clases.
Estamos
atravesando una crisis de carácter orgánica y sistémica del capitalismo
mundial, con el agravante de que en Venezuela se suma la crisis del un
capitalismo rentístico, mono-exportador, parasitario y dependiente. Aunado a
este fenómeno propio de la sociedad en su fase imperialista, está la
conspiración de la derecha nacional e internacional que busca socavar la
estabilidad de las familias venezolanas con Bachaqueo, contrabando,
especulación, acaparamiento y otras acciones que han venido aplastando el
conjunto de patrones morales que habíamos venido construyendo con la revolución
Bolivariana desde la llegada al gobierno.
Frente
a este clima adverso y en el cual la correlación de fuerzas no nos es favorable,
nos corresponde por un lado, asumir que no hay recetas mágicas para salir de la
actual situación y lograr vencer a la derecha en el terreno político, económico
y cultural, y por el otro disponernos a luchar para reagrupar las fuerzas y
construir una nueva fuerza política que nos posibilite renovar al chavismo como
movimiento social de masas capaz de sentar las bases para la construcción
socialista.
Las
respuestas a estas situaciones solo las podremos encontrar en la sabiduría del
pueblo, si no vamos a sus territorios, si no aprendemos de sus procesos y si no
complementamos nuestras perspectivas con sus aspiraciones no tendremos claridad
en el camino a transitar.
Es
necesario romper el marco liberal burgués de juego que nos ha mantenido
entrampados hasta ahora, debemos disponernos a irrumpir como poder popular en
el cual reside la soberanía de manera intransferible, para golpear las
estructuras de ese estado burgués, que nos ha demostrado una y otra vez que está
obsoleto para enfrentar los retos que tenemos como fuerza emergente por la
redención social.
La
burocracia y la socialdemocracia infiltrada en nuestro proceso ha jugado su papel de manera eficiente, tanto
así que casi logra asfixiar la rebeldía del chavismo, ahora nos corresponde a
los revolucionarios un papel más beligerante y comprometido, debemos
disputarles la direccionalidad del proceso, debemos aperturar al máximo los
espacios para que la democracia participativa y protagónica se vuelva carne en
nuestras comunas, debemos impulsar la cultura del trabajo con significado y la
vocación productiva en nuestro pueblo, debemos brindarle al compañero Nicolás
Maduro el apoyo para que profundice y depure junto al pueblo la revolución.
Este
2016 será un año de definiciones, el comandante Chávez planteó:” No faltaran
quienes pretendan aprovechar coyunturas difíciles para insistir en su empeño de
revivir el neoliberalismo” pero a ellos, los apátridas, les respondemos con las
mismas palabras del comandante “frente a cualquier escenario nuestra acción debe
ser Unidad, Lucha, Batalla y Victoria”
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